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Monday, April 23, 2012

LOS MUERTOS


Caos en los cajones de la casa.
Degeneración espontánea de las cosas
nunca ordenadas. Tu las abandonas
donde posan. Siempre prometen lo mismo
sin embargo, jamás se han cambiado. 
Igual que tus sueños, años, amores pasados,
y que sólo dejaron un sabor a olvido 
de tantos de sus prodigios.
Los días amanecen como en desvelo.
Sólo la sucesión los pone satisfechos.
No se permiten dejar escapar una palabra.
No gestan gestos. Si te encuentren por la calle
no esperes que se paren. 
Se llevan con un aire demasiado agotado para
desear oír llamar su nombre
o traicionar dondequiera que se esconden.
Recuerdos recorren las brechas de las habitaciones.
Gruñen las escaleras sin haber los pasos.
Paredes se descascaran de voces en ellas incrustadas. 
Hay muertos que se borran del linaje de los retratos, 
hay muertos de afición empajados como mascotas 
vigilando el guardarropa.  
Hay una almas lucidamente asombradas,
otras perplejas como un paraguas.
Hay muertos zumbando espiralmente como moscas,
infinitos como roscas.
Revisiones intentan en vano conjurarlos,
ellos se quedan, no saben quedar parados. 
De tanta vigilia, parecen de hecho
hechos polvo de tanta fatiga.
Con todo, tumbados, se reposan.
Y se olvidan.

UN DÍA DE TODO SERÁ PRECISO


Un día de todo será preciso, 
del deseo y de su reveses,
de la demora y de sus peligros.
Preciso como carece 
el hueco de las entrañas de rellenarse,
o como el huevo de la memoria lo que más quiere
es un día poder romperse.
Preciso: 
como yo necesito la cáscara de frío
con la que me visto, como me es preciso
el castillo de cartas donde yo habito.
O como una mentira tres veces se necesita,
o una sombra que al cuerpo le siga,
o como un camello ciego de un ojo de aguja precisa.
Entonces, hartos de tanto nada,
no hemos de querer más nada de nada.
Callaremos los sinos 
y serenos nos reposaremos.
Olvido será todo lo que restará a beber,
borrachos del espanto de estar vivos,
soñando sueños risueños,
remotos como ornitorrincos.